Francisco de ALMANSA VILLOLDA


ALMANSA VILLOLDA, Francisco de (Alicante, 1537 - Almería, 1617). Comerciante y familiar de la Inquisición.


      Procedente de la ciudad de Alicante, vino como repoblador de la ciudad de Almería hacia 1572, tras la expulsión de los moriscos. Hijo de Sebastián de Almansa e Isabel Villolda, consiguió la suerte de población que en la ciudad de Almería había dejado su titular Isidro López. Tres años antes de su venida, había contraído matrimonio con Hipólita Riera, natural también de Alicante, con la que tuvo nueve hijos: Francisco, Águeda del Espíritu Santo, Francisca de los Ángeles, Ana, Bautista, Nicolás, Luis, Sebastián y Catalina de Almansa. En 1575 tuvo otra suerte de población en Gádor para su hijo Nicolás de Almansa, a quien emancipó y dio dos mulas para trabajar la tierra, aunque pronto las heredó por su fallecimiento. También, en Gádor, compró en 1578 otra suerte de población que donó a su hijo Francisco de Almansa el Menor.

      Francisco de Almansa, al igual que hicieran otros repobladores valencianos emprendedores (Francisco de Cáceres o Francisco Carbonel), dedicó su vida al comercio, rama en la que fue progresando, figurando entre los más importantes mercaderes de Almería, desde su misma llegada a la ciudad hasta su fallecimiento en 1617. Aunque residía en Almería, figuraba, según conveniencia, como vecino de Gádor, con cuyo concejo firmó en régimen de monopolio el abastecimiento del lugar de productos de primera necesidad (pan, aceite, vino y carne). Éste fue el origen de un próspero negocio mercantil que dirigió desde su casa en Almería, en la que disponía de almacenes de vino, aceite y pescado. Progresivamente fue ampliando sus negocios mercantiles, especialmente con el pescado (atún y sardinas básicamente) y el esparto, cuya recolección controlaba comprándola por adelantado y embarcándola dirección a los puertos de Cádiz y Sevilla.

      Miembro consolidado de la escasa burguesía mercantil almeriense, empleó su fortuna en la búsqueda del honor, ambición propia de la época, a través del oficio público y enlaces matrimoniales, tanto de él mismo como de sus numerosos hijos, con la aristocracia almeriense. Sus hijas Águeda del Espíritu Santo y Francisca de los Ángeles fueron monjas profesas en el convento de la Concepción de la ciudad de Almería, dotándolas a cada una con 500 ducados. Su hija Ana se casó con Pedro Vázquez Pallarés, boticario y jurado de Almería, origen de otra rama nobiliaria almeriense (los Vázquez-Pallarés), a la que entregó una dote de 700 ducados. A su hijo Bautista de Almansa dio para su matrimonio 1.000 ducados. A Francisco, casado y con hijos, quiso introducirlo en el mundo de los negocios, pero desistió de ello tachándolo de incapaz tras perder más de 400 ducados.

      En segundas nupcias, Francisco de Almansa se casó con Mari Vázquez, hermana de su yerno Pedro Vázquez Pallarés, con la que tuvo por hija a Isabel Antonia de Almansa, a quien casó en 1617 con el licenciado Antonio de Molina, máxima autoridad de la ciudad y su jurisdicción, pues era alcalde mayor de Almería, proporcionándole la estimable dote de 4.000 ducados. En terceras nupcias contrajo matrimonio con Jerónima de San Juan, de la que no tuvo descendencia.

      Falleció en 1617, dejando a sus hijos como herederos, pero mejorando en el tercio y quinto a su hija predilecta, Isabel, a la que donó también tres esclavos que poseía. Como hecho curioso, a la altura de 1613 todavía se acordaba de su lengua valenciana, pues llega a emplear en su testamento algunas plegarias en valenciano, como “que Deu sea con nosaltres”. En 1590 ejerció de mayordomo del convento de la Concepción de Almería y desde 1596 figuraba como familiar del Santo Oficio de la Inquisición del tribunal de Granada. Dejó instituida una capellanía para su nieto Francisco de Almansa.




Muñoz Buendía, Antonio





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