Pertenece a la importante familia de los Giménez, de la que su abuelo Luis Giménez Cano, sus tíos José y Manuel, y su padre, Juan José Giménez Ramírez, ocupan destacados cargos políticos, representando a la provincia de Almería varias veces en las Cortes. Inicia su vida política presentándose a Cortes en 1910 por el distrito de Vera en una candidatura opuesta al encasillado del cunero Miguel Salvador Carreras, no siendo elegido. En 1918 vuelve a ser candidato como conservador datista al distrito de Vera. El pacto electoral permite que sea Augusto Barcia elegido en detrimento de Luis Giménez Canga- Argüelles. Elegido diputado provincial, dimite en agosto de 1919 al ser nombrado gobernador civil de Canarias y, en noviembre, de Granada. En las elecciones de 1920 obtiene el Acta de diputado a Cortes como conservador en el distrito de Sorbas derrotando al candidato liberal Francisco Soler Soler. Con la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) abandona momentáneamente la política activa, si bien, su clientela política del partido judicial de Vera no sufre en exceso los rigores de las inspecciones gubernativas del Directorio. Constituida la Cámara Oficial Uvera de Almería en 1924, es nombrado vocal electivo por el partido de Vera y, en 1926, en representación de los partidos de Vera-Cuevas-Sorbas. En el seno de la Cámara Uvera defiende la postura del sector oficialista que representa Gabriel Callejón Maldonado y José Sánchez Entrena frente a críticos como Francisco J. Cervantes y Antonio González Egea. Con el final de la Dictadura del Primo de Rivera vuelve a la política activa, siendo nombrado director general de Administración Local en el gobierno Berenguer. La tradicional influencia de los Giménez en la política provincial, unida a su importante cargo, le llevan a desempeñar un importante papel en la reorganización de los conservadores tras la Dictadura. En las elecciones a Cortes de junio de 1931 se presenta como candidato independiente, pero con un programa similar al de Acción Nacional, que todavía no había sido constituido en Almería. Pese a sus numerosos apoyos no es elegido. En 1932 es acusado por el periódico Diario de Almería de haber alentado una campaña de hostilidad a la República desde las páginas del Heraldo de Almería coincidiendo con la sublevación de Sanjurjo en agosto de 1932. En las elecciones de 1933 es elegido diputado a Cortes con el mayor número de votos entre los candidatos de la CEDA. En las elecciones de febrero de 1936 vuelve a ser elegido diputado a Cortes en la candidatura de Acción Popular. Su vida parlamentaria se centra en las comisiones de Gobernación y Marina de las que formó parte y en distintas iniciativas parlamentarias para denunciar la difícil situación de las comunicaciones, la uva y la falta de agua en la provincia de Almería.