Tras ingresar en la Guardia de Corps, cesó en dicho cuerpo al ser suprimido este en 1821. Volvió a Almería. Formó parte del movimiento constitucionalista de la ciudad durante el Trienio Liberal (1821-1823). Entró en la primera corporación liberal en 1833 presidida por José Jover y Giral. Ante la amenaza de incursiones carlistas, el 14- X-1836 se encargó de movilizar a la Milicia, desplazándose hasta Baza, junto con Salamanca y Castillo, al mando de dicha tropa para ponerse bajo las órdenes del Capitán General. Ocupó los cargos de alcalde (30-V-1837), alcalde y consejero supernumerario (de 31-VII-1845 a 1846), consejero provincial de la Junta de la Fuente (1848), presidente de la Diputación Provincial y gobernador interino (1858). Formó parte de la velada organizada por el Liceo en 1859 para recaudar fondos para los heridos de la Guerra de África, presidida por José Vilches. En 1860 fue vicepresidente del Liceo y de todos los festejos de la capital.

      Miembro del partido moderado, durante el Sexenio Revolucionario (1868-1874) se alejó de la política, aunque en XI-1869 formaba parte de la Junta de presupuestos municipales y, en VI-1871, se le nombró presidente de la Junta para la extinción de la langosta. Con la llegada de la Restauración monárquica se convirtió en presidente de la Diputación (I-1875 a 23-VIII-1876) y le sucedió Ballesta. Finalmente, en 21-XII-1877, aceptó el cargo de concejal por ser alcalde su hijo Francisco. Su fortuna, aún siendo cuantiosa, decreció en los últimos años de su vida si nos atenemos a su contribución tributaria: en la lista de los 50 mayores contribuyentes de la provincia de Almería ocupaba el número 35 en 1858; en tanto que, en 1875, mermó su posición en el registro, llegando al penúltimo puesto.