Elegido diputado por Alicante en 1834, fue un político de ideas progresistas y liberales que destacó como orador forense, con la extraña capacidad de aunar el rigor intelectual y jurídico con la intención estética y la voluntad de estilo. En 1843 fue ministro de la Gobernación en el gabinete de Calatrava y presidente del Consejo de Ministros. A la caída de Espartero, constituyó el gobierno provisional hasta la anticipada declaración de mayoría de edad de Isabel II. En este periodo consiguió promulgar un decreto por el que quedaba establecida la bandera militar de España, actual bandera nacional, como enseña puramente castrense. Asimismo, fue durante su presidencia cuando el escudo de Almería terminó de configurarse definitivamente con la leyenda que lo circunda.

      En julio de 1854 López escribió una Glosa a las palabras de un creyente, de Mr. Lamennais, libro en el que expresa su liberalismo religioso y político, criticando el apoyo histórico de la Iglesia al despotismo e intentando imponer, por el contrario, un ideal en que la religión se identifica con la libertad y sirve para la liberación social. Durante los años sesenta parece que mantuvo relaciones frecuentes con algunos dramaturgos locales (Tamarit Ponce, Cristóbal López Vela), prestando a la ciudad un importante desarrollo cultural y literario. Todos cosechan esa especie de teatro a medio camino entre el drama romántico y la comedia “de salón” echegariana, con piezas breves y comedias de entretenimiento.

      Obras: Curso de derecho político constitucional, Lecciones de elocuencia en general, de elocuencia forense, de elocuencia parlamentaria y de improvisación (1849-1850), todas ellas dedicadas a asuntos forenses y reunidas en sus obras completas Colección de discursos parlamentarios, defensas forales y producciones literarias (1856) y Sin marido y sin dinero: comedia en un acto y en verso (1863).