Practicante. Huérfano de padre, vivió su infancia en el hospicio de Almería. Desde su juventud se distinguió como voluntario de la Cruz Roja, de la que llegó a ser sargento de la ambulancia sanitaria. Contribuyó a la creación de la Casa de Socorro, siendo jefe de la Brigada de Desinfección Municipal. Destacó en la lucha contra las enfermedades infecto-contagiosas, teniendo una labor ejemplar en las numerosas epidemias de tifus, viruela o gripe, que asolaron la Almería de finales del XIX y principios del XX, desinfectando los hogares más míseros, recogiendo víveres y ropa para los más necesitados, enterrando a los muertos que nadie quería tocar. Su dedicación como sanitario fue muy reconocida por la sociedad almeriense de su época. Su humanidad y su solidaridad con los más pobres le hicieron un personaje excepcional y muy popular. Condecorado con las medallas de oro y plata de la Cruz Roja, recibió la cruz de primera clase de Beneficencia por los servicios prestados durante la epidemia de gripe de 1918. Murió en acto de servicio al atender una epidemia de tifus en Adra. El Ayuntamiento de Almería, en 1926, reconoció su figura poniéndole el nombre a la calle donde había vivido.