Vedette. Emigró con su familia a Cataluña, cuando contaba con doce años de edad, una vez que empezó a desmoronarse el negocio de las minas en Cuevas. Su padre, que era minero y trabajaba para la hacendada familia de los Soleres, estuvo preso por motivos políticos. En su tierra de adopción, María Yáñez adoptó el nombre artístico de Bella Dorita, por una amiga francesa llamada Doree. Antes había trabajado en una fábrica de juguetes y en un taller de bordados. A los 15 años se fugó con el primero de sus tres maridos y, tras una etapa como chica de alterne, se presentó con 17 años en un concurso de belleza que se celebraba en el “Royal Cabaret” y que cambiaría su vida. Debutó en 1923 años cantando cuplés en el Paralelo barcelonés, donde cosechó sus mayores éxitos y actuó en todos los teatros y cabaret de Barcelona, entre ellos, el Molino y el Apolo, compitiendo en popularidad con otras artistas como Lita Claver o Nuria Feliu. Se hizo famosa interpretando canciones como “El tren”, “La pulga”, “La vaselina” o “Fumando espero”. Actuó durante regímenes políticos distintos, como la Dictadura de Primo de Rivera, la República y el Franquismo, hasta que se retiró de los escenarios en 1960. A menudo fue comparada con la actriz americana Mae West e hizo de la provocación en los escenarios su marca particular, lo que la convirtió en un mito erótico de la primera mitad del siglo XX en España, hasta ser considerada como La Reina del Paralelo. Murió con cien años en Barcelona tras recibir numerosos homenajes. Volvió en varias ocasiones a su pueblo natal y el Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora le tributó un homenaje e impuso su nombre a una de las calles del municipio.