Justiniano Bravo llegó a Almería enviado por el PCE con la misión de liderar la huelga minera de Serón y organizar el recién creado partido en Almería. Unos tres mil mineros sostuvieron durante meses un conflicto laboral que tuvo repercusión en toda España y fue una de las primeras acciones sindicales del Partido Comunista. Aunque la movilización se saldó con un fracaso, Bravo se encargó de liderar el grupúsculo comunista que sobrevivió en la capital almeriense a duras penas hasta la proclamación de la República.
Bravo nació en el pequeño pueblo de Alamillo (Ciudad Real) en torno al año 1890. A pesar de su condición de revolucionario profesional y su fama de furioso bolchevique, en su juventud había sido militar y había tomado parte en la guerra de Melilla, en la que resultó herido. Tras alcanzar el grado de sargento, abandonó el Ejército y pasó a ser jefe de policía de Azuaga (Badajoz), localidad de predominio socialista. Sus críticos le acusaron de haber perseguido a los campesinos y obreros de la localidad pero pronto cambió de bando y en 1919 formaba parte de la agrupación socialista de Albacete. Su postura favorable a la entrada del PSOE en la III Internacional y una serie de desavenencias con su jefe de filas, Manuel Fraile, le llevaron a abandonar el partido y a ingresar en el PCE.
Durante unos meses trabajó en Madrid en el periódico comunista La Antorcha. Ya en Almería se ganó la vida como oficinista en la Junta de Obras del Puerto mientras encabezaba un pequeño partido que tenía su vivienda en la calle Las Cruces como sede. La dictadura de Primo de Rivera redujo al mínimo la actividad del pequeño PCE almeriense y llevó a que buena parte de sus miembros acabaran en la cárcel. Fue la proclamación de la República, régimen al que Bravo se opuso liderando una manifestación en Almería el 14 de abril, lo que permitió la legalización y el lento crecimiento del partido en la ciudad. Candidato en la repetición de las elecciones municipales en los distritos sexto y octavo de Almería, Bravo obtuvo el modesto resultado de un único voto, el primero que recibía el PCE.
Probó suerte de nuevo en las elecciones a Cortes constituyentes y su resultado fue de 123 votos. En el congreso nacional del PCE de 1932, pasó a formar parte del comité central, cargo en el que se mantendría hasta su caída en desgracia en 1934. También organizó la Unión Local de Sindicatos dentro de la CGTU y volvió a repetir como candidato en la elecciones de 1933, consiguiendo en esta ocasión 3.378 sufragios. Unos meses después marchó a Madrid con el encargo de trabajar en la organización del sindicato comunista rival de la UGT. Aunque fue enviado a Asturias antes de la huelga revolucionaria de octubre y viajó por distintos puntos de España, su misión no se prolongó porque fue expulsado del PCE. La versión oficial lo señaló como delator de la policía pero la realidad es que fue víctima de una de las primeras purgas de los comunistas españoles.
Alineado con la dirección del también caído en desgracia José Bullejos y tras haber protagonizado una agria polémica con la figura ascendente de José Mije, acabó siendo expulsado del partido. Posteriormente fue readmitido aunque su pista se pierde durante la guerra. Marchó a Francia y vivió en Grenoble donde se ganó la vida como tapicero al tiempo que trabajaba en la Casa de España. Murió en el exilio.
Ramírez Navarro, Antonio / Torreblanca Martínez, Juan
RAMÍREZ NAVARRO, Antonio. "Justiniano Bravo, el jefe de policía de Azuaga que fundó el PCE en Albacete y Almería", en IÑESTA MENA, Félix y MATEOS ASCACÍBAR, Francisco Javier. España. Nación y Constitución y otros estudios sobre Extremadura. XII Jornadas de Historia en Llerena, 2011.