FIGUEROA, los

Luis Figueroa, un oficial afrancesado de origen extremeño, exiliado en Marsella, está en el origen de una estirpe muy poderosa en la economía y la política de la España contemporánea. Tras la liberalización de la actividad minera en 1825, la casa de comercio de Figueroa, a veces asociada a la de otro exiliado español, Luis María Guerrero, va a especializarse en la exportación del plomo de las Alpujarras hacia Francia y, desde aquí, hacia el resto de Europa. En Sierra de Gádor levantará algunas fundiciones, siendo las más importantes las que puso en funcionamiento en las inmediaciones de Adra bajo los nombres de “Luisa” y “Hortales”. Con el decaimiento de la minería en Almería, la casa Figueroa va a ir radicando sus negocios en Linares, donde bajo la dirección del sucesor, Ignacio Figueroa, marqués de Villamejor, levantará importantes establecimientos metalúrgicos y se hará cargo, ya en los años 1880, del arrendamiento de la mina estatal de Arrayanes. La tercera generación de industriales, representada por los hermanos Gonzalo y Álvaro Figueroa y Torres, el primero conde de Romanones, tendrán de nuevo una vinculación con Almería al hacerse cargo en 1903 del desagüe de las minas de Almagrera. Su intento de constituir un grupo minero poderoso que superara el tradicional minifundio minero de la zona, fracasaría y provocaría la retirada de la casa Figueroa en 1912.

Sánchez Picón Andrés





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