Disponemos de detallada información sobre la vida y milagros de este místico de Ohanes y de sus viajes a Oriente y el Norte de África gracias a su discípulo Áhmad al-Qashtali, originario de Castril (Granada). Este marchó de Guadix a Ohanes para seguir a Abú Marwán al-Yuhánisi durante unos 20 años. Llegó a emparentar con él al casarse con una prima suya. 

Abú Marwán tenía como nombre de pila Abdalmálik, un nombre muy del gusto de los omeyas. De su genealogía se nos da solo hasta el nombre de su abuelo, llamado Bishr, un nombre de raigambre árabe; su padre se llamaba Ibrahim. Como gentilicio, aparte del geográfico correspondiente a Ohanes (al-Yuhánisi), llevó uno árabe, al-Qaysi, aunque no sabemos si por ser árabe o por relación de clientela. Recordemos que el distrito de Ursh Qays, la Urci de los Qaysíes, era Alboloduy, Marchena y Gádor, próximas a Ohanes.

Era hijo de la hermana de Ibn Sáhib al-Salat; por tanto, tenía relaciones familiares con quienes se encargaban de dirigir la oración en la Aljama de Ohanes. Su primo materno era Muhámmad Ibn Sáhib al-Salat. Tuvo, al menos, un hermano, que respondía al nombre de Abú Yahya Zakariyá. También tuvo hijos, uno de los cuales, Zakariyá, llamado como el tío del niño, murió con 7 años; otro respondía al nombre de Ibrahim; y parece que tuvo dos hijas.

Como otros muchos sufíes y ascetas, vivió en Ceuta, lugar muy especial para la espiritualidad, al estar ubicada en un lugar sumamente estratégico. Allí llevó una vida de retiro en torno a la rábita de Hiyar as-Sudán, en las afueras de Ceuta, donde después recibió sepultura el ohanense en 1268-69, creándose alrededor de esa rábita el Cementerio del mismo nombre, también conocido como Ahyar as-Sudán (las Peñas de los Negros). Su tumba fue célebre por considerarse que tenía baraca.

Al-Qashtali compuso la obra Regalo del que se siente extraño en el territorio occidental para los amigos íntimos que tiene, acerca de los milagros del maestro Abú Marwán, que presenta un gran interés desde diversos puntos de vista, al dar detalles cotidianos de cómo se vivía en la zona de Ohanes entonces. Por un lado, recoge nombres de lugar de la región, algunos de los cuales no aparecen en ninguna otra obra. Menciona Tices (nº 52 y 59), que sitúa correctamente a 3 millas (unos 4,5 kms); Ayn al-Burayt (la fuente del Puertecillo), desde la que se veía el mar (nº 1); Abrucena, donde vivía su pariente Abú l-Qásim Ibn Yudi (nº 4, 65 y 99); al-Minyal, paraje de Ohanes (nº 6); Lanteira (nº 8, 9, 31, 38, 42, 46, 92 y 98); Vera, a la que califica de límite de los territorios de Muhámmad I, quien pasó por Guadix en el año 1255-6 para encontrarse con Abú Marwán (nº 29); el castillo de Alicún de Ortega (Granada), conquistado por los castellanos y recuperado por el arráez Abú l-Hasan Ibn Ashqilula aproximadamente en 1264-65 (nº 31); el castillo de Canjáyar, sitiado por las tropas de Ibn al-Ramimi de Almería al ser leales los del citado castillo al sultán nazarí Muhámmad I (nº 33); el castillo de Huéneja y un paraje llamado al-Sajra, la Peña (nº 51); Kudyat Muntanagr (cerro de Montenegro), entre Ohanes y Alboloduy; Jandaq Aws (barranco de Aws), entre Ohanes y Guadix (nº 52); Fahs Abla (la vega de Abla, ahora los llanos de Guadix) (nº 52); Jandaq Wuld al-Hach (barranco de los descendientes de al-Hach, alguien que había realizado la peregrinación) en Shakkayruya, cerca de la alquería de Abla, que debe ser Escúllar (nº 53); un paraje en Ohanes llamado al-Gars (la Plantación) (nº 54), que en otro lugar es calificado de aldea; el barrio de la Aljama (harat al-Yámii) (nº 71) en Ohanes, en el paraje que ahora la Mezquita; y Órjiva y Cádiar (nº 101).

La obra sobre la vida y milagros de al-Yuhánisi documenta también que en la época de gobierno de Ibn ar-Ramimi era cadí de Almería Abú Abdarrahmán Ibn Gálib y zabalzorta Ibn Hamza (nº 57); y jefe de la caballería al-Huraymil (nº 33). La tumba de al-Bayi, en la actual Iglesia de San Roque, seguía siendo muy venerada; la visitó al-Yuhánisi al volver de su viaje a Oriente (nº 57). Por otro lado, el sufí de Ohanes se encontraba en el Castillo de Canjáyar cuando intentó tomarlo Abdallah, el hijo de Ibn ar-Ramimi, con 400 caballeros musulmanes y otros tantos cristianos, e hizo todo lo posible para que continuara bajo poder de Muhámmad I, lo que consiguió.