José de Aldama y Ayala era hijo de José María Aldama Irabien (Quejana, Ayala, Álava, 1779-Vitoria, 17.08.1837), abogado de los Reales Consejos, secretario del Gobierno Civil de Álava en 1814, condenado a pena de destierro en África al volver Fernando VII a España, nuevamente secretario del Gobierno Civil de Álava durante el Trienio Liberal, colaborador del Correo de Vitoria y director del Boletín Oficial de Álava; de orientación política liberal que fue asesinado junto a otras autoridades vitorianas, entre ellas el jefe político, en la revuelta llamada “de los peseteros” protagonizada en Vitoria por las tropas del general Zurbano.
Su tío, Juan Antonio Aldama Irabien (Villarcayo, 20.07.1787-Madrid, 12.11.1863), cadete del regimiento de caballería de Calatrava en 1802, llegó a teniente general de caballería en 1838; también fue senador del Reino entre 1837 y 1863, aunque muchas veces solicitó permisos para atender sus deberes personales y militares. Estaba en posesión de la Gran Cruz de la Orden de San Hermenegildo y de la Cruz de Carlos III.
Su abuelo, Juan Antonio de Aldama Ayala y Bustamante (Quejana, Ayala, Álava, 12.07.1750), fue alcalde mayor de Calahorra, de Villarcayo, de Isla de León y de Sanlúcar de Barrameda; y corregidor de Villarcayo, de Iniesta y de Villanueva de Jara.
José de Aldama y Ayala contrajo matrimonio con María de la Asunción Ruiz de Iruegas, con la que tuvo, al menos, un hijo, José de Aldama y Ruiz de Iruegas, que fue ingeniero de minas como su padre.
José de Aldama fue nombrado comendador de la orden de Cristo de Portugal y caballero de la de San Juan de Jerusalén en 1854.
Ingresó en la Escuela de Minas a los 18 años, en 1841, cuando ya se había trasladado de Almadén a Madrid, y consiguió ingresar como aspirante el 5 de marzo de 1844 haciendo las prácticas en las minas de Almadén. Después fue destinado al distrito de Sierra Almagrera y Murcia y también al de Valencia. Poco más tarde, en 1846, como ingeniero ayudante 2º, lo encontramos trabajando en el distrito minero de Granada y Almería firmando desde Adra, como secretario, una serie de informes sobre denuncias, registros y abandonos de minas. En 1849 está en el distrito de Marbella como ayudante 2.º inspector. También desempeñó sus labores en el Alto Aragón. El 6 de marzo de 1851 fue nombrado oficial de la Junta Superior Facultativa de Minas, y el 4 de mayo de 1853, siendo ya ingeniero 1.º, ocupó el puesto de secretario de la misma hasta su cese obligado el 28 de agosto de 1856. Desde finales de 1857 hasta su muerte, Jefe de 2.ª clase, desempeñó sus funciones en la sección de Inspección de Minas del distrito de Madrid, siendo su director desde el 10 de enero de 1861.
Tuvo un papel relevante en los estudios geológicos que determinaron la conexión ferroviaria de Portugal con España y en 1854, a las órdenes de Ramón Pellico, formó parte de la comisión científica hispano-portuguesa que fijó los puntos de enlace de los ferrocarriles de ambos países. Asimismo, hizo estudios sobre la constitución geológica de Portugal, y de la explotación y futuro de su minería. Fue uno de los primeros descubridores de yacimientos de petróleo en España, localizados en Rascafría y Oteruelo del Valle (1858), y en el valle del Lozoya, sierra de Guadarrama (1860). Fruto de todos estos estudios son sus numerosas colaboraciones en las revistas especializadas de la época y la edición de libros. Regaló una pequeña colección de minerales que provenían de la isla de Elba y de Sierra Almagrera a la Escuela de Minas en 1851. Fue miembro de la Real Academia de Ciencias de Lisboa, de la Sociedad Económica Matritense, de la Sociedad Geológica de Francia, de la Sociedad de Economía Política Matritense y de otras muchas corporaciones científicas.
Vinculado al moderantismo y como candidato ministerial, se presentó a las elecciones de 1857 por el distrito de Berja. En el transcurso de las mismas se observaron diversas irregularidades conducentes a dificultar el voto a otro candidato que no fuese el ministerial; así, 105 vecinos de Alcolea, favorables al virgitano Bernardo de Toro y Moya, fueron a depositar sus votos a la mesa de Berja, porque al llegar los electores a la de Alcolea ésta se había constituido antes de la hora prevista y el lugar que ocupaba la urna impedía el derecho electoral; además había dos paisanos armados a la entrada del local.
En 1858 el Partido Moderado lo presentó otra vez como candidato. La España, diario conservador, hablando de los distritos de Berja y Gérgal, expresaba su opinión de que Aldama y de las Rivas, ambos moderados, lo debían tener fácil por la labor que habían desarrollado en las Cortes a favor de los mismos, pues con el apoyo del gobernador civil, Mariano de Prellezo Isla, su reelección se daba por hecha. Sin embargo, las cosas no ocurrieron así. El gobernador pronto se decantó por el unionista Ángel Barroeta Márquez —antiguo progresista granadino, licenciado en Derecho, gobernador civil de Almería en 1855 y redactor de El Clamor público—, desechando al ingeniero Aldama. Prellezo convocó a los alcaldes del distrito para manifestarles a quién debían dar su apoyo, y a algunos funcionarios municipales para persuadirlos de lo mismo, amenazándoles con abrir expedientes o mandar comisiones de apremio para el pago de impuestos; las mesas electorales del distrito se distribuyeron de forma muy peculiar y finalmente, para impedir que Aldama hiciese su campaña electoral, se le detuvo temporalmente en Granada por orden del Gobierno. Evidentemente, Aldama no salió elegido.
Elecciones y actividad parlamentaria
Salió elegido diputado a Cortes una sola vez por el distrito almeriense de Berja en las elecciones del 25 de marzo de 1857 para las legislaturas de 1857 y 1858.
En su primera legislatura participó en la comisión de autorización al Gobierno para reservar al Estado las minas de fosforita, y fue secretario de la misma; y asimismo explanó un discurso sobre la conveniencia de la subvención al ferrocarril Bilbao-Tudela.
En la legislatura de 1858 participó en las siguientes comisiones:
– Presupuestos.
– Ferrocarril de Segovia a Arévalo, y secretario de la misma.
– Derechos que deben disfrutar los militares retirados del ejército, y secretario de la misma.
– Ley de minería y secretario.
– Continuación en su actual organización de las escuelas especiales de los Cuerpos facultativos.
Y pronunció los siguientes discursos:
– Autorización al Gobierno para la enajenación en pública subasta de las minas de Marbella, Falset, Almadén, Riotinto y Linares.
– Conservación de la actual organización de las escuelas especiales.
– Presupuesto de gastos del Ministerio de Fomento.
El 14 de abril de 1858 se adhirió a la propuesta de un proyecto de Ley para la construcción de un ferrocarril que, desde Almansa a Cartagena, empalmara con el de Madrid a Alicante, pasando por Yecla, Jumilla, Ciézar (sic por Cieza) y Murcia. La proposición pasó a la sección correspondiente del Congreso, firmada junto a Cristóbal Campoy Navarro y Diego Marín Barnuevo.
Sus discursos parlamentarios versaron sobre cuestiones relacionadas con su profesión de ingeniero y sobre ferrocarriles; debido al lamentable estado de explotación de las minas por parte del Estado, creía que la iniciativa privada mejoraría su productividad y por eso era partidario de su enajenación.