Enrique CUENCA GRANCHACUENCA GRANCHA, Enrique (Almería, 1935 - Barcelona, 1970). Novelista.
El escritor almeriense cultivó distintos géneros
novelísticos en varias colecciones de bolsillo. Sugerentes títulos que
gozaron de enorme aceptación en los quioscos ya que, con Ángel Cazorla
Olmo, es de los escasísimos paisanos en abordar con éxito este tipo de
literatura. En su continuada labor investigadora y de rescate de memorias
perdidas, Alejandro Buendía -director del Museo Etnográfico y de la Uva
de Terque- presentó en la Biblioteca Villaespesa una muestra antológica
dedicada a Enrique Cuenca Grancha, prolífico autor de novelas económicas,
pero no por ello carentes de mérito literario. Sin embargo, es un auténtico
desconocido en la Almería que contempló su nacimiento el 12 de junio de
1892 en calle la Goleta nº 2, hijo de Enrique y María. A Buendía debemos
la siguiente semblanza extractada:
“Las novelas que se vendían, alquilaban o cambiaban en quioscos y sitios
similares cumplieron un relevante papel en la cultura de nuestro país y
en el desarrollo de la lectura como hábito y aprendizaje. Calificada como
novela popular, fue quizás por ello menospreciada, a pesar de la calidad
de muchos de sus autores y colecciones. Entre sus características cabe
señalar las portadas coloristas e ilustraciones interiores para atraer
al comprador, su poca extensión (60 a 100 páginas, en papel de mala calidad),
formato reducido y bajo precio, lo que las hizo asequibles al gran público”.
La autarquía económica del régimen en los años cuarenta supuso en España
una oportunidad a escritores y periodistas que encontrarán en ellas un
medio de subsistencia, caso de Francisco González y Federico Mediante;
o bien a traductores de novelas extranjeras como José Mallorquí y nuestro
biografiado. Enrique Cuenca “H.C. Granch” es, junto a Ángel Cazorla “Kent
Wilson” (Santa Cruz de Marchena, 1930) el único almeriense de la posguerra
en abordar los géneros más populares de la llamada “literatura de quiosco”.
Carmen de Burgos, José Mª de Acosta o Francisco Villaespesa publicarían
en cambio sus novelas cortas en colecciones más literarias: El Cuento Semanal,
La Novela Corta o la Novela de Hoy.
Enrique Cuenca Grancha nació en el paraje capitalino de la Goleta en 1892.
Sus padres, emigrantes, residieron y regentaron negocios en Argentina y
Cuba antes de regresar a Almería. Desde los doce años nuestro personaje
viajó por el mundo, previo a una estancia de varios años en Londres. Lector
empedernido y de considerable cultura, su conocimiento de siete idiomas
lo llevaron en los años treinta a la editorial Molino, de Barcelona, en
calidad de traductor en la colección Biblioteca de Oro, una de las de mayor
popularidad. A lo largo de su vida tradujo más de 220 libros, compaginando
este trabajo con el de escritor. Co-fundó la Asociación de Profesores de
Idiomas y Traductores, encargada de defender los derechos laborales de
los mismos. Con su propio nombre de Enrique Cuenca firmó poco títulos ya
que el grueso lo hizo bajo dos seudónimos: H. C. Granch y A. Morgan Davis,
llegando a escribir casi un centenar de obras de 1934 a 1965, de diferentes
géneros. Las primeras en la serie popular Molino (1934-1936), dedicados
a las aventuras de Buffalo Bill y Diamond Dick. En la Editorial Clíper
(1940), de Barcelona, destacarán sus dos grandes series del oeste, con
personaje: Mac Larry (35 volúmenes), historias de un vaquero en los ranchos
donde trabajaba, y Fred Custer (24 novelas) en la colección México, de
Toray.
Cultivó profusamente el género policiaco, con el detective Nick Carter
y Frank Sullivan, profesor de física de la Universidad de Harvard, como
protagonistas: Un crimen en la sombra, El enigma del collar,
Cadena de crímenes, El siniestro Doctor Crippen. Y el género de terror:
El escarabajo egipcio o El monstruo de Chicago. La literatura
infantil fue asimismo campo abonado para una intensa labor traductora y
como adaptador y narrador de cuentos populares en las editoriales Maucci
y Molino: Cuentos populares españoles, Cuentos populares africanos
o La Princesa y el Pescador. Enrique Cuenca Grancha se casó en Barcelona
en los años treinta, dejando de viajar y dedicándose de lleno a la traducción
y a la escritura. Su bagaje cultural le hizo imprimir gran calidad a sus
novelas y su amplia experiencia vital le permitió adentrarse en un mundo
de fantasía y aventuras de papel. Su hija, Mari Ángeles Cuenca Sabau, recuerda
cómo su padre marcaba dos lugares en el mundo donde le hubiera gustado
vivir: Sudáfrica y las islas Bora-Bora, en la Polinesia Francesa. Recordaba
igualmente la anécdota de un importante editor que ante su falta de ingenio
les proporcionó temas para que él y sus compañeros los reescribieran. Falleció
en su domicilio de Barcelona en 1970.
Sevillano Miralles Antonio