Era hijo de Áhmad Ibn al-Yatim al-Andarashi y, como él, recibió también los mismos apelativos por los que fue conocido, que lo relacionaban con Valencia, de donde eran sus antepasados, y Andarax, donde tendrían la casa familiar. En su caso, se añade a ellos al-Gazzal (el hilandero).
Nació el 5 de febrero de 1150, por lo que pudo no ser en Almería, sino en Málaga, a donde se había trasladado su padre a raíz de la cruzada que tomó Almería en 1147.
Comenzó su formación con su padre, que fue discípulo de Ibn al-Arif, y la continuó con otros maestros, entre los que se detaca al también sufí Ibn Ubaydallah de Canjáyar, antes de que se estableciera en Ceuta. Viajó por numerosos lugares de al-Ándalus, realizando estudios en Valencia, Murcia, Málaga, Ceuta, Osuna, Córdoba, Granada; también fuera de al-Ándalus, tanto en el Magreb (Fez, Bujía, al-Mahdiya) como en Oriente (Alejandría, El Cairo, La Meca, Bagdad, Mosul y Damasco).
Fue cadí en Dalías un tiempo. Después fue predicador en la Aljama de la Alcazaba de Almería. Al igual que su padre, se dedicó también a la enseñanza.
Falleció cuando iba, por mar, desde Málaga a Almería el 20 de abril de 1224. Lo desembarcó su hijo en Almuñécar ya muerto (era la etapa intermedia donde se hacía noche) y lo llevó a Almería, donde lo enterró enfrente de su padre, en el cementerio de la Puerta de Pechina.
Bibliografía:
LIROLA DELGADO, J., "Las mezquitas de al-Andalus a partir de las fuentes biográficas: Almocríes, imames y jatibes", Alhadra, 4 (2018), 115-284, en concreto p. 151.
VELÁZQUEZ BASANTA, F. N., "Al-Imāra al-Andarašīya: Un principado andalusí tres veces fallido", MEAH, 58 (2009), 305-51, en especial 324-28.