Almería constituye hoy un milagro económico, fruto de una radical transformación en apenas 50 años. De territorio árido y subdesarrollado en la periferia peninsular, ha pasado a tierra de acogida y promisión, altas tasas de crecimiento económico, y una imagen vinculada a riqueza y comercio exterior.
La clave estuvo en la revolución de la agricultura intensiva bajo plástico iniciada a finales de los cincuenta. Aquí jugó un clave el Instituto Nacional de Colonización, organismo creado para impulsar la agricultura y la instalación de colonos en la difícil coyuntura de la postguerra. En Almería se levantaron 14 pueblos en tres áreas definidas: Campo de Dalías, Campo de Níjar y Zona de Huércal Overa.
Estos proyectos de nuevos núcleos rurales autosuficientes proponen viviendas y equipamientos sociales de ayuntamientos, iglesias, escuelas, mercado… en base a una arquitectura que oscilaba entre la tradición y la vanguardia arquitectónica, y un urbanismo funcional.
Pero también los técnicos del Instituto Nacional de Colonización investigaron en enarenados e invernaderos como nuevas técnicas para mejorar la productividad del campo. En poco tiempo se pasó del colono al empresario agrícola. El milagro se había producido.
Puede aumentarse la información disponible para el lector consultando las páginas 116 a 119 del tomo V de la Historia de Almería “La Almería actual. El largo camino hacia el siglo XXI”, redactado por Alfonso Ruiz García.